domingo, 8 de febrero de 2015

Cocina Casera - estudiante1958@gmail.com - Gmail

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Posted: 08 Feb 2015 01:34 AM PST
receta pastel esparragos casero
Presentación final del plato

Pastel de espárragos casero


Los
espárragos son los brotes tiernos de una planta que crece de manera
silvestre en numerosas regiones de todo el planeta. En su composición,
presenta numerosas sustancias muy beneficiosas para nuestro organismo.
Entre ellas, destacan el ácido fólico, que contribuye a la producción de
nuevas células,  el aminoácido metionina, muy importante para mantener
en buena salud nuestras uñas, cabello y piel, y la zeaxantina, que es un
flavonoide que protege nuestra visión.

Teniendo en cuenta todas
estas virtudes, hemos decidido elaborar una receta en la que los
espárragos son el ingrediente principal. Se trata de un pastel hecho con
espárragos blancos y verdes, un plato sencillo que se elabora en muy
poco tiempo y que resulta ideal para una cena ligera o como entrante de
platos más contundentes.

En nuestra página, podéis encontrar otras recetas en las que los espárragos ocupan un papel destacado, como nuestra tortilla de espárragos trigueros o nuestros volavanes caseros rellenos de champiñones y espárragos.

Vídeo de la Receta



Ingredientes [para 4 personas]:

  • Huevo - 3 unidades
  • Espárragos verdes - 350 gramos 
  • Espárragos blancos en conserva - 250 gramos 
  • Pan - 100 gramos 
  • Yogur - 100 gramos 
  • Mantequilla - 1 cucharada grande
  • Nata líquida - 100 ml 
  • Sal - al gusto 
  • Pimienta negra - al gusto

Elaboración de la Receta

  1. Comenzamos
    la receta quitando la parte dura a los espárragos verdes. Para ello,
    los sujetamos de los extremos con ambas manos y hacemos fuerza, girando
    las muñecas, para que los espárragos se rompan justo por la parte más
    dura, que desecharemos.  
  2. Ponemos a calentar un poco de
    mantequilla en una sartén. Cuando la mantequilla se derrita, añadimos
    los espárragos verdes y cocinamos hasta que se ablanden ligeramente.
    Retiramos la sartén del fuego y reservamos. 
  3. Mientras cocinamos los espárragos verdes, ponemos a escurrir los blancos para quitarles toda el agua posible. 
  4. A
    continuación, ponemos en el vaso de la batidora la miga de pan
    desmenuzada, la nata, el yogur, la pimienta, la sal y los huevos.
    Batimos todos los ingredientes hasta formar una pasta que no presente
    grumos. 
  5. Ponemos el horno a precalentar a 170º C.
  6. Untamos con mantequilla un molde para horno. 
  7. Montamos
    nuestro pastel. Para ello, ponemos un poco de la pasta líquida en el
    fondo del molde A continuación, ponemos una capa en la que alternemos
    los dos tipos de espárragos. Volvemos a poner otro poco de la masa
    líquida, y más espárragos. Continuamos hasta acabar con todos los
    espárragos. Terminamos nuestro pastel tapando la última capa de
    espárragos con el contenido que nos quede en el vaso de la batidora. 
  8. Llevamos
    el molde al horno. Horneamos durante 1 hora a 170º C, o hasta que el
    pastel esté cocido. Para comprobarlo, pinchamos con un palillo en el
    centro del mismo, nuestro pastel está listo cuando al retirar el palillo
    no se aprecian restos de masa adheridos al mismo. 
  9. Una vez que el pastel está cocido, lo sacamos del horno y lo desmoldamos sobre un plato. 
  10. Servimos mientras aún está caliente. 

Anotaciones y consejos


Si
tenéis la posibilidad de usar espárragos blancos al natural, hacedlo,
sin duda vuestro plato ganará en sabor y aroma. En ese caso, debéis
limpiarlos y cocerlos previamente en agua.

Posted: 07 Feb 2015 10:00 PM PST

Los
grandes avances que se han producido en las nuevas tecnologías han
hecho posible que podamos disfrutar durante todo el año de cualquier
verdura o fruta. A pesar de ello, los expertos en nutrición recomiendan,
como queda reflejado en la pirámide nutricional de la dieta mediterránea, que se haga hincapié en el consumo de fruta y verdura de temporada, ya que estos productos aportan grandes beneficios a nuestro cuerpo.

Las
conservas, las mejoras en las técnicas de cultivo y el uso de cámaras
frigoríficas, han hecho posible que podamos tener a nuestra disposición
numerosas verduras y frutas independientemente de la época del año en la
que nos encontremos. Además, la globalización ha acortado las
distancias entre los países por lo que ahora se pueden disponer de
productos de cualquier lugar del mundo. Se nos presenta tal variedad de
productos que hemos llegado a olvidar cuáles de ellos son de temporada,
perdiéndonos de este modo todos los beneficios que la temporalidad
aporta a nuestra dieta.

El cultivo de los alimentos de temporada
se lleva a cabo cuando las condiciones climatológicas son las propicias.
Esto hace que el crecimiento y entrada en producción de las plantas no
sea forzado, como sucede cuando su cultivo se realiza fuera de la época
natural. Para los expertos en cocina, las verduras y frutas de temporada
presentan cualidades organolépticas notablemente superiores a las de
los productos obtenidos de plantas cuyo ciclo de crecimiento y
reproductivo han sido forzados mediante los medios tecnológicos.

Además
de presentar cualidades superiores en cuanto a textura, aroma y sabor,
los productos de temporada son más baratos, ya que cuesta menos
producirlos, al no necesitar ser almacenados ni ser  exportados de
lejanas tierras. A esto se suma el hecho de que durante esa época del
año la mayor disposición del alimento hace que aumente la oferta, lo que
es clave para que su precio sea más bajo que en otras épocas del año en
las que la producción es inferior.

Las frutas y verduras de
temporada son más ecológicas, ya que su producción y distribución
producen un menor impacto ambiental que el que producen aquellas que
viajan largas distancias y, además, tienen que ser almacenadas. Por
tanto, se hace necesario hacer un calendario en el que se detallen las
fechas de disponibilidad de verduras y frutas, para, de este modo,
ayudar a cuidar tanto nuestro bolsillo como el medio ambiente.

A continuación, os exponemos otros motivos por los que es recomendable el consumo de este tipo de productos:
  • Al no necesitar ser transportados largos trayectos, su consumo ayuda a reducir las emisiones de C02 y el gasto energético. 
  • Al
    ser recogida en su punto óptimo de maduración, la fruta y verdura de
    temporada es más sabrosa. La fruta que va a ser transportada largas
    distancias, se cosecha cuando aún está verde, para que madure en los
    contenedores durante el viaje.  
  • Apoyando la temporalidad de los
    productos se impulsa el mantenimiento de la economía local, ayudando de
    este modo a la creación y mantenimiento de negocios y puestos de
    trabajo en la zona.
  • La naturaleza, en su inmensa sabiduría, pone a nuestra disposición lo que no es necesario:
    • En
      invierno, época en la que nuestros requerimientos de vitamina C son más
      elevados, los campos nos ofrecen pomelos, naranjas, kiwis, pimientos,
      coliflor o mandarinas.  
    • En verano, nuestro cuerpo necesita
      grandes dosis de agua para hacer frente a la fuerte deshidratación que
      nos ocasiona el calor propio de esta fecha. En este sentido, durante
      esta época, podemos encontrar numerosos productos ricos en agua, como el
      melón y la sandía y otros ricos en betacarotenos, como zanahoria,
      mango, o calabazas, que protegen nuestra epidermis.  
Imagen: Pixabay
Fuente: @cocienciaeco, @nutriresponse







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